Asociación Venezolana de Ciencia Ficción y Fantasía
El Gran Secreto
La Montaña
por Omar Rodríguez
Llevaba caminando mas de 5 puestas hacia la gran montaña. "Algo debe haber ahí, ¿por qué nadie se acerca?". Había pasado mucho tiempo desde que cayó la noche y no se podía ver nada a través de los matorrales, escuchaba un leve zumbido, constante y armonioso, como un arrullo, y decidió descansar. Sacó algo de comer de su talega lo ingirió y se acomodó debajo de un gran árbol. Mientras entraba en sueño pensó en lo que podía haber allí, "algún monstruo, algún miembro desterrado perteneciente a los Señores o tal vez nada". Pero esta última opción no lo convenció, ya que nadie le teme a nada. El había salido de Trow luego de una acalorada discusión en el consejo, lo habían llamado a una sesión de acatamiento por su conducta en contra de las creencias y -según ellos- por blasfemar contra los Grandes Señores.
Para él la magia no era sino un invento bien fundamentado por los Grandes Señores para dominar a cualquiera, pero pensaba, sentía, que debía haber alguna explicación lógica a todo ésto, y que la respuesta estaba en la gran montaña. El arrullo no lo dejó pensar más y cayó en un descanso acogedor.
Cuando despertó Anión estaba muy alto, había dormido demasiado, reemprendió su caminata y sentía una gran fortaleza que lo acompañaba y no quería pensar en nada de magia. Simplemente lo atribuyó al sonido arrullador que lo había acompañado toda la noche y que oía cada vez más fuerte, no dió más de diez pasos cuando la vió, majestuosa, imponente, la gran montaña. "Qué tanto había caminado de noche, con razón despertó tan tarde", pensó contrariado, pero esto no le importaba, sólo la deslumbrante magnificencia de la montaña, con una imponente caída de agua que la hacia aun más bella. "Algo debe de haber ahí... pero por dónde empezar".
Se fijó en un extraño brinco que daba la cascada en un punto no muy distante a él. Decidió comenzar por ahí, no le costó mucho llegar, sólo un par de peñascos que sobresalían al lado de la cascada estaban húmedos y resbalosos, aunque difíciles, parecían puestos adrede para poder acceder allí. Al fin llegó a lo que parecía ser el último escalón, y ahora -pensó- por donde seguiré, se me acabaron los escalones y esta piedra parece impenetrable. Cuando volteó la cara vió que el saliente que se veía abajo era hecho por una especie de dintel del que se logró asir y penetró. "La cueva es hueca por dentro, aquí va el primer "secreto", lo sabía..." pensó irónicamente.
Dió unos pasos por un pasillo bastante estrecho que terminaba en una entrada a una sala a su derecha. No podía ver nada desde afuera pero cuando cruzó el umbral una claridad absoluta reinaba en la sala "qué es ésto" pensó. Cruzó otra vez la puerta y comprobó que seguía la oscuridad absoluta desde afuera. "No se cómo, pero lo averiguaré", decidió entrar ya que había visto unos grandes muebles que al parecer almacenaban algo de forma ordenada, tomó uno de éstos era una aglomeración de extremidades de árbol pero de una forma bien definida y con unas manchas pequeñas también alineadas y que seguían ciertas reglas indescifrables. Lo puso en el talego y continuó buscando, cuando de pronto un golpe seco lo aturdió y no supo más de si.
(24-09-1996)